En el año 1912 el Padre Manuel Ruano realizó una ampliación y reforma del Templo Parroquial.
Para darle mayor amplitud al templo construyó a ambos lados de los muros existentes dos naves laterales con acceso a la nave central. Las aberturas de los ventanales fueron cubiertos con hermosos vitraux, donados por la familia Mengani. Fue necesario elevar el techo de chapas de cinc, para poder construir una loza con el cielo raso abovedado, el que está sostenido por paralelas columnas con bases y capiteles artísticamente moldurados.
Las puertas del pórtico las decoraron con vitrales con imágenes de San Fernando y San Antonio, los que fueron donados por los matrimonios Fernando González y don Antonio Canicoba. Con el objeto de mejorar el aspecto edilicio del exterior de la iglesia, procedieron a modernizar las líneas del frente; para ello, construyeron en el atrio un pórtico cubierto por una losa colocada en forma de alero el que sostenía sobre sus capiteles el frontispicio de forma triangular.
Para completar la obra, elevaron la torre agregándole en la cúpula un cuerpo piramidal coronado por una artística cruz de hierro. Por último, al campanario le anexaron una nueva campana, donación de los esposos González y aplicaron a la torre un reloj eléctrico, obsequio de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.
En 1970 el Padre Carlos Reggiani remodela el ábside del templo, retira el altar mayor y los altares laterales y coloca un crucifijo de madera de tamaño natural. Pero la obra quedó inconclusa.
En 2012 el Padre Marcelo Pettinaroli retomó las obras de restauración del Templo para darle un estilo definitivo que respete lo antiguo y lo nuevo. En esa oportunidad se reparó el cielo raso de las naves laterales, la bóveda de la nave principal unificando la imagen de las molduras en los sectores Antiguo-Moderno. Se realizó una sede en el presbiterio con mármol travertino, se agregó la pila bautismal revestida con el mismo mármol; se construyó un nuevo altar lateral con la imagen de la Sagrada Familia. Se realizó el cableado íntegro para una nueva iluminación del Templo. Se instaló un nuevo equipo de sonido para todo el Templo. Se construyeron 7 hornacinas para los santos de las naves laterales; se restauró el antiguo Via Crucis y la imagen del Sagrado Corazón.
El 16 de julio del 2014, ya finalizadas todas las obras, fue dedicado el templo parroquial por el Arzobispo de Buenos Aires Cardenal Mario Aurelio Poli.